22 Arcanos
Iassen Ghiuselev es un joven artista dotado de un extraordinario talento. No exclusivamente en el sentido técnico-pictórico o en la refinada habilidad de grabar interesantísimas tramas que ya merecerían por sí mismas un estudio atento, sino que parece sobresalir en la elaboración proyectual de sus tablas, ricas en sugestiones y citas iconográficas que denotan una cultura iconológica seguramente inusual en un ilustrador tan joven. Rara es su capacidad de sintetizar en espacios muy limitados la historia completa del Arte humano, dando vida a una serie de ”lugares”: estos estupendos Tarots del Tercer Milenio, que se proponen como la suma universal de las tradiciones milenarias ligadas a la imagen y a las imágenes del hombre.
El fin de cada milenio trae consigo esperanzas y miedos que Ghiuselev ha querido representar añadiendo mitos a los mitos, signos a los signos, iconos a los iconos, en un fantástico viaje entre las culturas y los mundos de lo conocido y lo desconocido. Se trata de fragmentos de memoria visual, citas que se persiguen entre Renacimiento y Clasicismo, entre la gran tradición del Dibujo Anatómico y la fuerza evocativa de los grabadores del siglo XV de Europa central, entre el Barroco y el Surrealismo.
Pero en Ghiuselev prevalece el placer por el Manierismo y por los maestros del `400 y del `500, siglos amados, en sentido artístico, sin reservas. De lo Figural a lo Escénico, de la Arquitectura al Estudio, en punta de lápiz hasta el Drapeado: una miscelánea de signos en la que Miguel Ángel, Leonardo, Rafael dialogan con el grabado del siglo XIV, con su rigidez prospectiva, semánticamente significativa. Bosch y Brueghel hablan con El Greco y Velázquez, con el arte Flamenco y el Neoclasicismo. En esta declaración de intenciones artísticas está presente ese pegamento proyectual que anima toda gran obra de arte.
Mezclar las figuras, reconstruir imágenes de gran impacto emotivo, dar significado nuevo a simbolismos antiguos, representar lo inimaginable para construir un alfabeto de iconos comprensibles universalmente: este es el proyecto de Iassen Ghiuselev, en vista de un Tercer Milenio que surge, en el horizonte, lleno de incógnitas.
Erik Balzaretti
Nacido en Sofía el 24 de julio de 1964, Iassen Ghiuselev fue iniciado precozmente en la gráfica por su padre, excelente dibujante y pintor, además de reconocido cantante lírico. Desde la infancia, ha seguido incansablemente un camino artístico que lo está llevando a la cima de la ilustración europea. Entre 1978 y 1983, Ghiuselev estudia en el Liceo Artístico de Sofía donde, bajo la guía de Plamen Vulcev, perfecciona esa técnica del claroscuro que aún hoy caracteriza gran parte de sus obras. Durante los años del Liceo, Ghiuselev viaja a Italia, Inglaterra y Francia en busca de un contacto directo con esa pintura renacentista que lo había atraído irresistiblemente en los libros escolares.
De la lección de los artistas renacentistas, el joven artista búlgaro ha sabido sacar gran provecho, modelando su trazo sobre las líneas de los pintores flamencos e italianos del siglo XV, y sobre todo sobre Van Eyck, Metsys, Leonardo, Miguel Ángel y Rafael. Dirigiéndose a estas nobles fuentes de inspiración y, sobre todo, dedicándose a una experimentación tenaz y apasionada, Ghiuselev comienza en la adolescencia a construir su propia personalidad como dibujante e ilustrador.
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